Arte y Espectáculos

“Drácula” regresa a Mar del Plata, el 8, 9 y 10 de abril próximos

La pregunta es obvia. Y él lo sabe. ¿Qué balance saca de estos veinticinco años? El compositor Angel Malher no lo duda: apasionado como su socio artístico Pepito Cibrián Campoy, asegura que de todas las comedias musicales que ideó en su vida, "Drácula" concentra un sabor especial. "Tiene los componentes explosivos necesarios para que pase lo que pasó con la obra", analiza. Lo que pasó es el perman

Drácula” llegará a Mar del Plata el 8 de abril a las 21; el sábado 9 a las 19 y 22,30 y el domingo 10 de abril a las 20 en el Teatro Radio (San Luis 1750). El elenco lo integran Juan Rodó en la piel del Conde Drácula, Josefina Scaglione en el rol de Mina y Luna Pérez Lening en la piel de Lucy. El resto del elenco lo completan Nicolás Martinelli, Adriana Rolla, Gastón Avendaño, Damián Iglesias en los roles protagónicos.

“Fue una gran oportunidad -sigue Mahler en diálogo con LA CAPITAL-. Tanto Pepe como yo sentíamos que era la gran oportunidad de nuestras vidas, si no la sabíamos aprovechar… era difícil que se diera una situación similar”.

Estrenada en 1991 con Juan Rodó, Cecilia Milone y Paola Krum como protagonistas, “Drácula” significó un quiebre en el espectáculo argentino: logró instalar el género de las comedias musicales nacionales, con producción, actuación y música realizadas por argentinos, al tiempo que cambió el perfil que tenía el Luna Park, emblemático ring de la máxima categoría de boxeo y que, a partir de entonces, empezó a ser usado como epicentro de espectáculos de teatro de gran envergadura.

-¿Cómo lo convencieron a Tito Lectoure para estrenar “Drácula” en el Luna Park?

-Lectoure estaba buscando cambiar el perfil del Luna Park, no quería seguir haciendo boxeo. De hecho, se retiró del boxeo al tiempo. Quería transformarlo en un teatro. La primera reunión que tuvimos, Tito nos dijo que sí. Al tiempo supimos que creía que el papá de Pepito era el que iba a actuar, Pepe Cibrián, que era un gran comediante muy conocido. Todavía me acuerdo cuando fuimos a ver el teatro, era una cosa gigante, enorme, me acuerdo del cosquilleo en el estómago. Tito estaba acostumbrado a hacer campeones, trabajó con muchos campeones de boxeo. Creo que él nos hizo campeones también a nosotros. Cuando saludábamos juntos y él me levantaba la mano con el puño cerrado, como hacen con los campeones de boxeo. Al principio no lo entendía, hasta que lo entendí después, porque se lo pregunté.

-Con “Drácula” pasa lo mismo que con “La historia oficial” o con otras obras emblemáticas. Uno dice: “No podés no haber visto Drácula”. Es casi una marca de la historia reciente.

-Sí, es que fue la primera vez que había una producción de este tamaño, con una orquesta grande, la primera vez que se usaban luces robóticas, toda una novedad. Y en el Luna Park. No resiste mucho análisis: creo que “Drácula” lo que hizo fue que sacó lo mejor de nosotros. Y ahora vemos que vienen las abuelas, con sus hijos y sus nietos. Siempre fue un suceso de público, la gente ve otros recitales pero “Drácula” es “Drácula”… hay algo en la historia, en ese trío amoroso, en la sangre, hay algo que nos despertó y eso hace que nosotros sintamos algo especial por “Drácula”. Por eso se mantiene intacto: siento que la gente quiere mucho a la obra y es por eso que mucha gente la ve varias veces.

-¿Recordás cómo nació la música?

-Toda la vida me encantaron las películas de terror… El retrato de Dorian Grey, giones que terminamos escribiendo después. Me encantaba y me encanta la música de esas películas. Sumado que empecé a ir al teatro muy chico, a los siete años. Me llevaban a ver opera, al Teatro Colón. Aunque no entendía nada, me gustaba la estética y el tipo de cantante, me debe haber quedado algo de eso, la música para teatro es lo que más me gusta hacer. Tengo como referente a Giacomo Puccini, siento que todos los compositores musicales escucharon a Pucciuni y aprendieron de él.

-La música va contando cosas…

-Justamente es lo que tiene la música para teatro, que de la mano de lo que sucede en escena se vuelve muy descriptiva de lo que ocurre, va contando junto con las palabras. Y eso sucede en Drácula.

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